Caminito al motel
Aloha caminante! Después de mucho mucho tiempo vuelvo a estar aquí. Parecía que el mundo estaba en contra mía. Eso y tal vez mi empeño en mantenerme en un estado de semi-vacaciones 😉
En estas vacaciones he estado por el norte de España (King in the North!) visitando Galicia. 8 días en los que seguí el Camino de Santiago a pies juntillas. El camino de Santiago es una peregrinación hacia Santiago de Compostela, ciudad española con una catedral inmensa. No sé, por si acaso no lo sabías 😉
Eso sí, la catedral por fuera deja mucho que desear.. está en obras. Sí, así como quién no quiere la cosa te acabas de comer un spoiler: llegué hasta el final 😉
Empezando el Camino de Santiago
El viaje en sí empezó cuando llegué a Ribadeo (al Norte Norte de verdad, justo en la costa gallega; el próximo pueblo hacia el este ya pertenece a Asturias) un día lluvioso, muy lluvioso. Y frío…
Y esa noche llovió y llovió. Al día siguiente nos levantamos y seguía lloviendo. No sabes el bajón que le da a uno saber que tiene que empezar a caminar 20Km ese día y que llueven cataratas del cielo a las 6.30am. Pero bueno, una pequeña tregua se escuchó a las 7am y salimos corriendo. Pero mientras salíamos se volvió a enturbiar el temporal y llovió.
No mucho ni poco, pero ir con cuidado para no mojarse las zapatillas no es de lo más cómodo. Aun así, andamos esos 20km y llegamos a el sitio donde supuestamente debíamos quedarnos a dormir. Eran las 12 de la mañana, allí no había ni un alma y el sitio parecía que se iba a caer de un momento a otro. No sé ni si habrían duchas….
El hospitalero (el hombre que cuida de los albergues) nos animó a quedarnos allí, pero no lo hicimos. Era pronto, estábamos fuertes y decidimos hacer 10km más para llegar al siguiente lugar. Al fin y al cabo era lo que marcaba la etapa pero nosotros queríamos acortarla.
Qué gran idea… llegamos a las 14 horas, rotos tras haber subido unas cuestas interminables. Lo peor fue cuando al llegar a una señal después de una gran cuesta un grupo de personas me dijo que ya estaba llegando. Venga que no queda nada dijeron… una hora me quedaba.
Pero bueno, al fin llegué a Lourenzá. De hecho casi me mato con un pilón cuando faltaba muy poco por llegar. Pero eso es otra historia que quedó en un susto momentáneo 😉 En ese albergue ya habían duchas, camas decentes y exteriormente no daba miedo. Que ya era un paso en esos momentos.
La historia electrónica que estás esperando leer…
Te estarás preguntando de qué co** estoy hablando hoy… vamos ahora al meollo de la cuestión. Eso siempre que hayas leído hasta aquí y no te hayas marchado despavorido después de ver el típico post de vacaciones en el mar.
El segundo día a las 7am salimos montaña arriba a Mondoñedo. Una etapa dura pero a las 9 estábamos en la plaza eligiendo uno de los dos caminos de los que disponíamos. El día antes ya nos habían avisado de cuál era el fácil y de algunos trucos para hacer la jornada un poco más llevadera. El camino a veces da una vuelta por algún que otro pueblo que es evitable y la propia gente del lugar lo sabe.
Aproveché esa ventaja para hacer esos 29km un poco más llevaderos y llegué a las 13horas al albergue de Gontán. Rápidamente llegó el hospitalero y nos acomodó a todos los de la fila. Así que pudimos asearnos, limpiar la ropa y comer.
Ahora llega el momento electrónico. Después de comer la gente normal hace su siesta very Spanish. Yo no puedo dormir. Así que me quedé en el porche del albergue tomando el sol. Allí apareció Alberto.
Empezamos a hablar y al decirle que era ingeniero electrónico me contó su proyecto llamado LUME Boombox. Se trata de una mesa mezcladora hecha con Arduino. Algo tal que así:
Muy dubstep todo… ya lo ves. Nunca había visto a nadie jugar con audio en Arduino (a parte de los zumbadores , claro). Y luego me contó lo de las maletas. El tio coge maletas, les añade una batería y unos altavoces y después de añadirle su Arduino ya puede tener un altavoz. Así puede marcarse unas sesioncillas de música para todos los amigos. Cada modelo es único. Este es uno:
La verdad es que si esto que me enseñaba Alberto me sorprendió, me quedé de piedra al confesarle que yo tenía un blog. El propio Alberto había leído alguno de mis posts… la verdad es que me quedé a cuadros. Aún hoy me quedo a cuadros….
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¿Vivimos como queremos?
No voy a ir día por día, que ya suficiente tostón está siendo este post pero he de decir que me impresionó llegar a un pueblo llamado la laguna. Allí nos encontramos comiendo todo el grupo con una familia en un pueblo de menos de 100 habitantes. Imagínate la sensación de estar tan libre que a alguno le agobiaría tanta tranquilidad.
De hecho me recordó al libro de la semana laboral de 4 horas de Tim Ferriss, porque trabajamos muchas horas en trabajos estresantes para tener un mes de vacaciones al año. En ese pueblo trabajaban sus horas en el campo, la tala de árboles o el bar y luego disfrutaban de la tranquilidad del pueblo. Tenían calidad de vida y eran ricos en tiempo y en dinero. Porque no necesitaban más… No sé, tal vez debemos de plantearnos cómo trabajamos y por qué lo hacemos. Los gallegos nos llevan ventaja, ya te aviso 😉
Tal vez si nos gusta viajar deberíamos hacerlo y no esperar al mes de vacaciones para irnos. Y el dinero ya encontraremos la manera de conseguirlo por el camino. Tal vez si lo que queremos es pasar las tardes en familia deberíamos buscar un trabajo que nos lo permitiera. Y no trabajar para ser millonarios en dinero pero pobres de tiempo. Pero bueno, sigo con el relato que después de esto quedaba una etapa dura y con tres más nos plantábamos en Santiago.
Irremediablemente, volvemos caminito al motel…
La llegada a Santiago para mí no fue para tanto como para besar el suelo al llegar. La verdad es que la aventura se me hizo corta. Pero sí es una alegría llegar a la meta.
En cuanto a la experiencia, mirando hacia atrás, creo que la huella más marcada que te deja el camino es que no necesitamos tanto para ser felices. Con un lugar donde dormir y gente con la que hablar y conocer sobra.
Si tienes oportunidad de hacer el Camino de Santiago, es evidente que te recomiendo hacerlo. No voy a dejar una lista de cosas a llevar ni cosas así. De hecho no sabía ni como empezar a escribir esto ni me acaba de gustar el resultado. Pero qué más da… todos tenemos un post malo en nuestro pasado 😉
Además, seguro que será el post menos leído en al tierra pero oyga… ¿Y lo agusto que yo me he quedado? Espero no haberte dado mucho la brasa. Tranquilo que el próximo post será más normal 😉
En cuanto a ti… Si has hecho el camino de Santiago… ¿Me dejas tu opinión sobre el mismo en los comentarios de ahí debajo? Seguro que las sensaciones mías difieren de las tuyas y eso siempre me gusta. ¡Nuevos puntos de vista!
Así que eso es todo. Te dejo aquí la canción a la que hace referencia el título del post. ¿Por qué? Porque no me la quité de la cabeza mientras andaba por esas subidas y bajadas.
¡Buen camino! 😉